Sinopsis

Corre el año 1945, a sus 23 años, mi abuelo, Eduardo Giana, alias “El Papo”, es uno de los 5 Subtenientes que se presentan armados ante Perón (quien estaba refugiado por una amenaza de muerte), para ofrecerle su lealtad: ‘Coronel, quédese tranquilo. Usted, al Regimiento de Infantería 1ro, lo tiene con los jefes a la cabeza, o con la cabeza de los jefes’. Estaban dispuestos a dar la vida por Perón.

Nacido en 1922, en Banfield pcia. de Bs.As., siendo el menor de 12 hermanos, el Papo ingresa a la Escuela Militar a los 16 años mientras el mundo se adentra en la Segunda Guerra Mundial. En 1942 se recibe de Subteniente, en esos años conoce a quien sería su compañera de toda la vida, Alicia Crespo (de familia radical), y comienza a seguirle los pasos al cada día más popular Coronel Perón.

Participando activamente de los hechos que llevaron a Perón a la presidencia, el Papo continúa su carrera militar siendo designado en 1954 para integrar la Secretaría de Investigaciones Administrativas con sede en casa de gobierno, encargada de investigar y velar por la moral y la ética de los funcionarios públicos reportando directamente a Perón. Desde allí tuvo la oportunidad de participar en reuniones con él casi todos los días, y formar parte activa del círculo de oficiales que lo aconsejaban en cuestiones de gobierno, hasta el golpe militar de 1955 cuando es encarcelado sin acusación, ni juicio ni condena.

Cuando es liberado, el Papo tiene 34 años, esposa y 3 hijos, pero no tiene casa ni trabajo ni carrera; desde allí comienza una nueva vida alejado del ejército, pero núnca de la política.

En 2009, pocos años antes de su muerte, junto a mis hermanos decidimos hacerle unas entrevistas para que nos contara su vida, indefectiblemente atravesada por la política argentina.

Gracias a su impecable memoria y a la pasión política que lo acompañó toda su vida, el Papo da un testimonio de gran importancia histórica, pero con un intransferible matiz íntimo y familiar. Historia oral en primera persona, hechos, anécdotas, detalles y reflexiones.

El testimonio del Papo es enriquecido junto al de sus hijas e hijos y al de testigos y analistas de la historia nacional, quienes aportan visiones diferentes y hasta opuestas a las narradas por él. De esta manera se conforma un relato que tiene a la política como protagonista, pero en el que cada mirada agrega una nueva interpretación de los hechos, revelando que la realidad es fundamentalmente multifacética.

Una invitación para transformar esa ‘gran historia’ de libros y academias, en historia de carne y hueso, humana, con grandezas y debilidades, ideales y contradicciones. Un relato íntimo y universal, por humano y por político.

Estamos haciendo historia.

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